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En respuesta a tu noticia
Estaría mintiendo si te dijera
Que estoy del todo feliz.
La verdad es que me duele.
Muy en el fondo me lamento.
Me lamento no haber hecho lo que fuera necesario,
Esas extrañas tareas que me hubiesen permitido
Colonizar tu corazón.
Me lamento que él sea mi amigo
Porque eso, más que nada, significa que fue el fin
De la historia tuya y mía,
Esa que nunca comenzó de verdad.
Era un bosquejo, un mamarracho,
Una fantasía en mi cabeza:
Un amor de papel.
Me lamento de tener que cargar este peso para siempre,
Esta duda que mi invade,
Esta añoranza, este deseo, esta pasión latente,
Todo esto que algunos llamarían fijación,
Que iré enterrando, y enterrando, y enterrando
Hasta no oír más sus gritos, espero.
Pero más que nada me lamento que la vida sea así,
Así de irremediable, injusta, así de extraña,
Así de incontrolable.
Y aunque, sí, me gusta pensar que soy yo
El que mueve mi destino
—Y no lo niego—,
Estos hechos, junto a otro más y otros menos severos,
Me recuerdan, en días así,
Que no anuncian su venida,
Lo que soy.
Es durante estos trances perversos cuando se evidencia mi tamaño,
Mi insignificancia, mi impotencia,
Mi mundana condición,
Que me reduce a ser esclavo del lamento
Y lo que no pudo ser,
Como tú...
Que estoy del todo feliz.
La verdad es que me duele.
Muy en el fondo me lamento.
Me lamento no haber hecho lo que fuera necesario,
Esas extrañas tareas que me hubiesen permitido
Colonizar tu corazón.
Me lamento que él sea mi amigo
Porque eso, más que nada, significa que fue el fin
De la historia tuya y mía,
Esa que nunca comenzó de verdad.
Era un bosquejo, un mamarracho,
Una fantasía en mi cabeza:
Un amor de papel.
Me lamento de tener que cargar este peso para siempre,
Esta duda que mi invade,
Esta añoranza, este deseo, esta pasión latente,
Todo esto que algunos llamarían fijación,
Que iré enterrando, y enterrando, y enterrando
Hasta no oír más sus gritos, espero.
Pero más que nada me lamento que la vida sea así,
Así de irremediable, injusta, así de extraña,
Así de incontrolable.
Y aunque, sí, me gusta pensar que soy yo
El que mueve mi destino
—Y no lo niego—,
Estos hechos, junto a otro más y otros menos severos,
Me recuerdan, en días así,
Que no anuncian su venida,
Lo que soy.
Es durante estos trances perversos cuando se evidencia mi tamaño,
Mi insignificancia, mi impotencia,
Mi mundana condición,
Que me reduce a ser esclavo del lamento
Y lo que no pudo ser,
Como tú...
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